Cuando a principios de julio publiqué mi último post antes de las vacaciones nunca pensé que el parón estival sería tan largo, la verdad. Fue algo que surgió y para nada planeado pero os confesaré, a toro pasado, que era más que necesario.
Ha sido un verano muy intenso, cargado de reencuentros, de planes y de buenos momentos que os he ido contando a través de facebook e instagram. Un verano para nosotros y un verano también para mi. Mi cuerpo y mi mente lo necesitaban, lo estaban pidiendo a gritos, y ahora me alegro porque eso me ha ayudado a disfrutar del verano como se merecía, a tope.
Reencontrarme con parte de la familia de la que no puedo disfrutar todo lo que me gustaría fue un verdadero regalo y algo muy especial. Yo disfrute mucho con ellas, las peques disfrutaron mucho con sus primas, sus primas disfrutaron mucho con las peques y las vacaciones todos juntos fueron fabulosas. Muy por encima de nuestras expectativas, que con tanta niña junta y revuelta teníamos nuestras dudas.
Luego toco escaparnos con amigos a Ibiza. Con amigos de los buenos, con los que disfrutas, desconectas, te ries y vives un montón de aventuras. ¿Qué sería de un verano sin anécdotas? Anécdotas de las que luego nos acordamos cada vez que nos vemos y anécdotas que formarán parte para siempre del baúl de nuestros recuerdos.
Y, por último, hemos disfrutado de un mes de agosto muy slow en Madrid, con lo que a mi me gusta. Un mes de agosto en compañía de Gemma, nuestra aupair, cargado de planes, descubriendo y visitando con ella muchos rincones de Madrid sin aglomeraciones y sin tanto calor como en julio. Una verdadera gozada.
Y ahora toca volver. No me arrepiento del parón aunque os reconozco que echaba de menos aparecer por aquí. Vuelvo, después de casi dos meses, con las pilas cargadas, con un montón de ideas, con una larga lista de historias que contaros y con muchas ganas de seguir compartiendo con todos vosotros todas mis historietas.
¿Comenzamos? ¡Feliz regreso a todos!