Una vez más, aquí estamos, en el último día del año. Y cada año que pasa, parece volar aún más deprisa ¡Decidem que también os pasa! Una vez más empezaré con ganas, muchas ganas, pero también con mucha nostalgia por todo lo vivido en este último año. En resumen ha sido un año bueno. Una vez más siento ese cosquilleo en el estómago que me dice que pasamos página y que empezamos un nuevo capítulo. Con incertidumbres, con miedos, con dudas pero queriendo vivirlo a tope, porque un año nuevo significa más vida y eso siempre es una buena noticia. ¿No os parece? ¡A por 2017!
Con 2016 hemos disfrutado de momentos maravillosos. Nos hemos reído mucho, incluso de nosotros mismos. Nos hemos peleado, no todo es de color rosa. Nos hemos reconciliado, porque no hay nada mejor que esto después de una pelea. También nos hemos enriquecido, mucho, y hemos crecido. Y nos hemos amado, hasta el infinito y más allá como dice mi peque.
Pero también… 2016 nos trajo perdidas que duelen, ausencias que siempre se notan y algún que otro problema de salud de familiares que nos han hecho estar tristes… Pero, a pesar de ello, 2016 nos han enseñado un montón de cosas porque, aunque a veces cueste verlo, todo suma.
En 2016 he visto crecer a mis hijas y sigo compartiendo mi vida con la persona que más quiero en ese mundo. Somos muy afortunados los dos. Y ya van 20 capítulos junto a él, que se dice pronto. Por eso, a pesar de los baches o de las pequeñas dificultades, nunca podré decir que 2016 no haya sido un año bueno.
Por todo esto yo a 2017 sólo le doy las gracias por darme vida. Gracias adelantadas por regalarme 365 oportunidades para seguir creando mi historia, por ser parte de la historia de la gente a la que quiero con locura y por poder construir junto a ellos su historia, nuestra historia. Y puestos a pedir, le pido salud, mucha salud, y también le pido amor, risas y ganas de vivir la vida como la he vivido hasta ahora.
¡A por 2017! ¡Feliz año a todos!
Imágenes: Alberto Ramos y Pixabay