¿Quieres que tu hijo sea feliz?

Antes esta pregunta lo raro sería econtrarte con alguién que contestará ¡NO! Evidentemente todos queremos que nuestros hijos sean felices ¿verdad? El pasado sábado tuve la suerte de asistir a la II Jornada sobre el Bienestar en la Infancia organizada por el colegio British Council en Madrid. Y digo suerte porque fue un gustazo escuchar en directo a dos psicólogas como Alejandra Vallejo-Najera y Silvia Álava, junto a grandes amigas blogueras con quién charle sobre lo que allí oímos. Este tipo de encuentros son una buena oportunidad para aprender, debatir y reflexionar sobre cómo hacemos las cosas y como podemos mejorar. Y, al menos para mi, eso es positivo siempre.

Es muy complicado resumir las casi tres horas de jornada pero, pasados unos días y bien reposada toda la información, quiero compartir con vosotros algunas de las cosas que allí escuche, que me gustaron y mis reflexiones.

Muchas de mi reflexiones os sonaran, ya las sabemos, pero a veces es necesario hablar sobre ellas, debatir y así enriquecerte. En esto de la maternidad, cada vez tengo más claro, que es fundamental hablar y compartir con otras personas todo lo que te inquieta y te preocupa, y la educación de nuestros hijos es uno de los temas que más nos preocupa a todos. De esa forma puedes encontrar soluciones a temas que te bloquean o simplemente aprender cosas nuevas. Espero que os sean útiles y os gusten.

La importancia del juego, siempre

Nuestros hijos necesitan jugar, jugar mucho. Es algo que siempre he tenido claro pero cada día que pasa más. La vida para ellos es un juego. Nuestros hijos desde que nacen juegan para aprender a vivir y todo lo aprenden a través del juego. Precisamente a través de él aprenderán un montón de cosas, sin apenas darse cuenta, que les acompañaran siempre: lealtad, flexibilidad, motivación, respeto…

De un tiempo a esta parte he visto como en muchos casos cercanos los niños de algunos familiares y amigos se hacen mayores antes de tiempo y dejan de jugar.  Eso no debería pasar. Es más el juego nos debería acompañar siempre ya que estamos diseñados para jugar toda la vida pero sin saber muy bien porque, dejamos de hacerlo y también dejamos de disfrutar con ello. El juego es el mejor aliado para superar miedos y obstáculos, alcanzar metas y además disfrutar. ¿Qué más se puede pedir? ¿Hacemos un esfuerzo por no dejar de jugar?

No confundir juego con juguetes

Es importante que no confundamos el juego con los juguetes. Es posible jugar solo con la imaginación y para mi quizás es la forma más divertida y más emocionante de hacerlo. Los niños tienen una capacidad de asombro brutal y cualquier cosa o lugar, por sencillo y vanal que a nosotros nos parezca, puede ofrecerles un sinfin de oportunidades para jugar y pasarlo bien. Un palo, una piedra, una hoja… o simplemente una amigo imaginario o un rol puede ser el juego más divertido del mundo.
Juguemos con ellos, por supuesto, pero también es importante dejarles jugar solos y disfrutar viendo con su asombro como son capaces de aprender muchas cosas cosas nuevas y como disfrutarán aprendiendo.
Empatiza con tus hijos
Es tremendamente importante empatizar con nuestros hijos, ponernos siempre en su lugar e intentar mirar las cosas a través de sus ojos. Así nos será mucho más fácil entender sus comportamientos ante determinadas situaciones. Debemos asumir que no son mini adultos, son niños y requieren otros plazos y tienen otras necesidades bien distintas a las nuestras. Ellos actuan de una forma completamente distinta a nosotros, ni mejor ni peor, distinta.

Y escuchales. A ti te gusta que te escuchen y a ellos también les gusta que les eschuche. Pero no olvides asegurarte de que se están sientiendo escuchados, es importantísimo. Hablales mirándoles a los ojos y ponte a su altura. ¡Seguro que lo consigues!

Debemos ser siempre coherentes con nuestros mensajes

Lo que más pertuba y afecta a nuestros hijos son los mensajes incoherentes. Hoy te digo blanco y mañana te digo negro. Padre y madre debemos ser uno, transmitirle los mismos mensajes y actuar de la misma forma ante determinadas situaciones. Si no lo hacemos así nuestros hijos estarán perdidos, desconcertados y no sabran como comportarse. Inténtalo, es mucho más fácil de lo que parece.

No a la sobreprotección

Mucho se habla últimamente de los denominados padres helipcóptero, padres a cuyos hijos protegen en exceso, sin darles espacio para experimentar y aprender por si mismos. Si dejamos que nuestros hijos resuelvan sus problemas, siempre de acuerdo a su madured y su edad, les estaremos dando la posibilidad de conocer el mundo por ellos mismos. Los niños necesitan curiosear, tienen que hacerlo y es clave para su desarrollo y si estamos siempre encima de ellos, sobreprotegiendoles, lejos de ayudarles lo que hacemos es perjudicarles.

Debemos acompañarles en los incios, dotarles de las herramientas necesarias para que sean capaces de resolver sus problemas ellos solos. Y entonces dejarles. Deben intentarlo, probar, equivocarse, volver a probar, volver a equivocarse, intentarlo de nuevo y entonces lograrlo ellos mismos. ¡Será un triunfo!  Y allí estaremos entonces para arroparles.

Podemos ayudarles a resolver problemas. Ayudarles a identificarlos, ¿tú que crees que ha pasado? ¿cómo podríamos solucionarlo? Dotarles de confianza ¡Tú puedes resolverlo! Y explicarles que con esfuerzo, constancia y rutina podrán alcanzar su meta. ¡Seguro que lo consiguen!

De esta forma el día de mañana serán niños más seguros de si mismos y con muchas más posibilidades. Desarrollarán más competencias emocionales y, sin duda, les estaremos ayudando a ser más felices.

Fomenta el refuerzo positivo

Debemos fomentar mucho más la atención en positivo hacía nuestros hijos e ir eliminando la atención negativa. Reconocerles siempre sus logros y sus comportamientos. A todos nos gustan que nos digan que hemos hecho bien las cosas ¿no? Pues a ellos también. Muchas veces tendemos a fijarnos sólo en lo malo y no le damos a lo bueno la importancia que deberiamos.

Inculca en tus hijos buenos valores

Sin duda la sociedad que nos ha tocado vivir esta atravesando una enorme crisis de valores. Educar en valores es, sin duda, una obligación de los padres. Somos responsables de transmitir buenos valores a nuestros y la mejor forma de hacerlo es dando ejemplo. Si nos esforzamos en poner en práctica valores como la humildad, el compromiso, la gratitud, la amistad, la lealtad, la paciencia, la responsabilidad… sera mucho más sencillo que ellos los interioricen y los pongan en práctica.

Es imposible inculcar o transmitir a tus hijos cosas que tu no haces. Paraté a pensar en tus comportamientos, tu conducta, analízate y valora si debes cambiar o mejorar algo. Si tú lo haces ellos captarán el mensaje y será mucho más fácil transmitirles buenos valores

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